Esta es la tienda de mi barrio. A siete casas de mi casa, en una casa como las otras, hay una tienda de alimentos. Los clientes no pueden entrar al establecimiento, en cambio es atendida por medio de una ventanita que da a la calle.
Desde que era una niña hasta el 2012 la tienda fue atendida por "Don Gustavo", un hombre canoso al que no parecían pasarle los años porque siempre se veía igual de viejo; me decía "mona".
Luego, él vendió la casa y, con ella, el negocio. Ahora la atiende un señor muy amable, pero no me sé su nombre.